Querida amiga:
Repuesta, poco a poco del tremendo impacto que me produjo tu
muerte a manos de tu marido;
Intentado reconducir mi indignación, impotencia, odio, asco,
hacia algo más positivo, que no me haga daño en el cuerpo ni en el alma, que no
me haga desistir de la lucha que tantas mujeres han y hemos tenido a lo largo
de la historia para conseguir algo tan sencillo y tan justo como que todas y
cada una de nosotras podamos morir en la cama después de una vida tranquila,
sin miedo, con mas o menos problemas pero rodeadas de las personas que nos
quieren y nos respetan, me atrevo a escribirte esta carta a ti y a todas las
maltratadas que son y han sido; para que no haya otras en el futuro, para que tu muerte no haya sido
en vano.
Me pregunto qué le dirías tú ahora a esas mujeres que van a
morir o que ya son unas muertas en vida.
Esas mujeres que un día como tú, se enamoraron y decidieron unir
su vida a un hombre, con toda la ilusión del mundo, que decidieron tener y
criar sus hijos e hijas contra viento y marea, y ven, día a día como su vida se
va convirtiendo en un infierno del que no ven escapatoria, que están en un continuo
“a ver si…”
¿Qué les dirías? A esas que creen que las cosas pueden
cambiar de milagro, que aguantan situaciones de menosprecio, de acoso, de
injusticia, de desamor, de violencia…
¿Por qué? ¿Por sus hijos e hijas? ¿Por amor? ¿Por el qué
dirán? ¿Por qué consideran un fracaso romper su pareja? ¿Por no disgustar a su
familia?
No hay mayor dolor para nuestros hijos e hijas que ver
sufrir a su madre día tras día o perderla definitivamente.
No se puede querer a quien no te respeta, te maltrata o
menosprecia. El amor es otra cosa. Quien ha tenido la suerte de conocerlo, sabe
que el amor es reciprocidad, es ser cómplices, es alegría de vivir, de proyectos
comunes, de apoyo mutuo en la adversidad, y cariño en los gestos y palabras.
¿Qué dirán? Las personas de bien, las que nos quieran, y
nuestra familia, dirán que somos dueñas de nuestra vida, de la única que tenemos
y tenemos derecho a ser todo lo felices que podamos de una u otra manera y
estarán dispuestas a darnos siempre su apoyo.
Las otras, las que no nos quieran ¿A quién le importa su
opinión?
¿Un fracaso romper una pareja? Fracaso es simular que hay
amor dónde no lo hay; fracaso es resignarse a , fracaso es renunciar a una vida
plena de cariño y tranquilidad.
Ya sé que es todo muy difícil. Que a pesar de leyes y ayudas
institucionales, esta sociedad te envuelve a poco que te dejes, en una red de
complicaciones, de culpabilidad, de papeles asumidos desde la infancia, de
sobrecargas emocionales, de dependencias que impiden que las mujeres seamos
dueñas de nuestro destino, que tengamos el control de nuestra propia vida.
Siento no haberte conocido, aunque ello sólo hubiera añadido
más dolor e impotencia a la que ahora siento, pero seguro que me enriquecerías
y tendría muchas cosas que aprender de ti.
Ojalá que tu muerte sirva para que otras mujeres salgan de
la espiral de violencia en la que viven, busquen la ayuda adecuada, se
replanteen su vida y le planten cara y coraje.
Estoy segura que tú también lo hubieras hecho si te hubieran
dado la oportunidad que no has tenido.
Lo siento. ¡No sabes cuánto!